lunes, 8 de julio de 2013

IMAGENES WARISATA

 ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA
CARRERA DE COSMOVISIONES, FILOSOFIA Y PSICOLOGIA
SEGUNDO CURSO



  
  
  
 
  
 
 
 
 






El pensamiento de la Escuela Ayllu de Warisata


por:  FRANZ IGOR ROJAS
La cuestión es la reconstitución del pensamiento filosófico productivo educativo de la Escuela Ayllu, bajo los principios de complementariedad y reciprocidad con la comunidad y la naturaleza. Las preguntas del problema son: ¿Si existe una tradición del ocultamiento del aprendizaje productivo por las políticas educativas, las bases filosóficas de la Escuela Ayllu no están visibilizadas actualmente? ¿El aprendizaje productivo de la Escuela Ayllu se manifestará como opción para el país?
 

Existe el ocultamiento de muchas experiencias entre ellas la práctica pedagógica de la Escuela Ayllu, una educación que favorezca a las mayorías nacionales, es decir, el Estado Boliviano fundado en 1825, ha seguido las líneas educativas implantadas en el coloniaje. Un modelo educativo para grupos privilegiados por la corte de España en América.
Ya en la República, el modelo educativo se ha profundizado llegando a un estado calamitoso y egoísta incluso con la Reforma Educativa de 1994, por que impusieron una educación que respondía a los intereses de las empresas trasnacionales e ideologías imperialistas, por ejemplo, el empleo en las aulas las estructuras de las "competencias" cognitivas, que construyen solamente el conocimiento ideal del individuo y se olvidan de las prácticas en sí de la ciencia, tecnología y la técnica.
El aprendizaje productivo sin duda es una opción para el país, a través de la reconstitución del pensamiento filosófico productivo educativa de la Escuela Ayllu de Warisata, porque si no retomamos las huellas productivas del pasado aymara-quechua, de otras nacionalidades indígena-originarias, estaremos al borde del colapso económico y al filo de la culminación como cultura y como país.
Por eso, la resistencia educativa de la Escuela Ayllu tiene mucha importancia actualmente, ya sea como respuesta ideológica y la concientización a través de la educación para la liberación no sólo de las ataduras o miedos de pueblos oprimidos y esclavizados, sino esencialmente la reconstitución del amor al trabajo socializado y la producción comunitaria.


 
La responsabilidad productiva tiene raíces en los pensamientos y las prácticas profundas de la cultura andina a través de las ayudas recíprocas conscientes como el Ayni, Minka y otros.
Estas sabidurías han permitido la transmisión de labores comunitarias en generaciones a través de la educación por el ejemplo. Así, existe en el país un accionar ético-moral como responsabilidad productiva en las sabidurías andinas.
Sin embargo, siempre han entendido los pueblos originarios de los Andes, de dónde venimos, qué estamos haciendo y a donde vamos, a partir del reconocimiento de sí mismos como entidad cultural autentica. Sin duda, es existencia desde lo más profundo del ser y lógica, una forma de vida y de morir con identidad propia, es la visibilización de nuestras potencialidades para no sólo trascender sino comprender la misión de vida en equilibrio con la naturaleza.
Por eso, el trabajo pedagógico en la Escuela Ayllu estaba en reciprocidad con la comunidad y la naturaleza a través de las labores agropecuarias y los talleres, concibiendo así una "escuela productiva" bajo una trilogía de "estudio, trabajo y producción". Este hecho nos muestra que la educación estaba dirigida con una visión trascendental que establecía un nuevo tipo de relación entre la educación y la producción.
Sorprendiendo, altamente esta pedagogía en esos tiempos en el ámbito nacional e internacional, cual es la de preparar al estudiante por, en y para la vida con un trabajo creativo dentro la comunidad. Según la filosofía de los fundadores de la Escuela Ayllu el nuevo educador debía ser capaz de construir su escuela, equipar, implementar talleres, fundar núcleos con producción agrícola, organizar asistencia social, impulsar el mejoramiento del hogar, bilingüe, etc.
Por lo tanto, la visibilización y la sistematización del pensamiento filosófico educativo productivo de la Escuela Ayllu y de otras experiencias pedagógicas es base esencial, ahora, para una convivencia humana liberadora que genere una Revolución Educativa hacia el aprendizaje productivo-comunitario, tanto para salir de la dependencia y la pobreza como para la reconstitución del país plurinacional.
 

La revolución en la educación con la recuperación de nuestros valores.


Resumen del texto de       Fernando Huanacuni Mamani

Dentro las páginas de nuestra historia, Warisata es un hito muy importante porque planteó, a principios del siglo XX, la denominada pedagogía de la vida. Esta pedagogía fue sistematizada de la experiencia de instituciones ancestrales como el ayllu (comunidad), el ayni (principio de complementariedad), mink’a (labor comunitaria) y ulaka (consejo de ancianos) entre otros. La nueva ley educativa está inspirada en la obra del Tata Avelino Siñani y Elizardo Pérez y es una nueva propuesta para el campo de la educación.
Para comprender el espíritu de Warisata es importante comprender todo el proceso histórico del movimiento indígena originario en los Andes y los antecedentes que motivaron la fundación de Warisata. Por ello debemos remontarnos a 1780 y hablar de los Katari: Julián Apaza (Túpac Katari), con su esposa Bartolina Sisa, José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) junto con su esposa Micaela Bastidas, Tomás Katari, Dámaso Katari y Nicolás Katari, que cumplieron un papel muy importante en el horizonte de recuperar nuestras tierras y poner un alto a los abusos del invasor.

 
Este proceso abarcó de 1780 a 1899, en el que Katari y Amaru no fueron solamente nombres, sino estrategias. Katari en aymara significa serpiente, al igual que Amaru en quechua. La estrategia de “la serpiente que resplandece” y que consiste en envolver a través de los cercos. La etapa Willka, que abarca de 1899 a 1930. Es una etapa de transición, y no hablamos solamente de Pablo Zárate Willka, sino de Luciano Willka, Feliciano Willka y otros willkas que se prepararon por entonces para ser parte de este proceso. Willka es el denominativo para una persona sagrada, así como decimos huaca o apu (lugar sagrado), para nombrar una persona sagrada decimos willka, porque willka significa clarificado, consciente, sabio.
Recordemos que en 1899 estalló la Guerra Federal entre sucrenses y paceños, enfrentamiento en el que Pablo Zárate Willka tuvo una participación decisiva. En esos tiempos nuestras tierras comunitarias estaban siendo usurpadas y vendidas y no solamente se vendían las tierras, nos vendían a nosotros junto con ellas. Entonces el movimiento de Pablo Zárate Willka se levanta para recuperar nuestro territorio, ayllu y casa porque desde nuestra cosmovisión, si no tenemos casa ni comunidad, no tenemos nada.
La lucha continuó pero con otra estrategia, así en 1931 comienza la etapa wari. Wari en aymara significa la fuerza interior, la fuerza subterránea. Avelino Siñani, Bernardo Cosme, Mariano Ramos, Rufino Sosa, Mariano Huanca, Elizardo Pérez, Carlos Salazar Mostajo y otras personas iniciaron la etapa warisata, que inicia en 1931 y continúa hasta hoy.
En la conformación de la palabra Warisata, wari corresponde al período y sata que significa sembrar, denotan que Warisata es la estrategia de sembrar y despertar la fuerza interior. Wari significa también vicuña, uno de los animales más sabios con los que convive el ser humano, por lo tanto Warisata también se entiende como el sembradío de la sabiduría. Es por eso que Warisata fue la semilla para comenzar a recuperar nuestra identidad; Warisata no fue solamente un proceso de enseñanza, de alfabetización, de aprender el silabario. Se recuperó la identidad, se recuperó el lenguaje de la vida, nuestra fuerza, nuestra dignidad.
El proceso de Warisata duró nueve años; de 1931 a 1940, encabezado por Avelino Siñani y Elizardo Pérez. Pero esos nueve años han sido el intento más importante de rescatar nuestra identidad y nuestra cultura en el proceso de nuestra liberación. Sin Warisata tal vez hoy nuestra memoria y lengua hubieran sido simplemente una referencia histórica.
Elizardo Pérez relata en su libro La escuela ayllu de Warisata, su primer encuentro con Avelino Siñani en 1917, de quien cuenta que, a pesar de haber entendido muy poco o nada, porque no hablaba aymara, estaba fascinado con su forma de enseñanza, que en palabras del propio Pérez era “un ejemplo de las más altas virtudes humanas”.
Intelectuales de ese tiempo llegaron a nuestro país para visitar y conocer Warisata. Su fama no solamente se expandió en toda Bolivia, sino también más allá de sus fronteras hacia todo el continente. De hecho en México ya estaban tomando la experiencia de Warisata como un nuevo horizonte de pedagogía.
El aporte de Warisata fue plantear una pedagogía integral, una pedagogía de la vida, una pedagogía de la conciencia. Hasta el momento los cambios que se están comenzando a implementar en nuestra educación, son importantes, pero no son suficientes; necesitamos ver cómo vamos a hacer para salir del individualismo y entrar en la lógica comunitaria, ¿cómo generamos lógicas de aprendizaje enseñanza comunitarios? Es una tarea no sólo de unos cuantos sino de todos quienes soñamos también con una educación diferente, de la vida y para la vida.

Escuela Ayllu de Warisata (Principios)

En 1931 Elizardo Pérez y Avelino Siñani impulsaron la educación indigenal, al fundar la Escuela Ayllu de Warisata que además de constituirse en un proyecto educativo, fue una respuesta audaz en beneficio de las comunidades indígenas y un modelo de lucha contra la exclusión, explotación y sometimiento. La “comunidad educativa” la conformaban maestros, amawtas, niños, niñas, jóvenes, abuelos y abuelas, y sus actividades educativas estaban vinculadas a la vida, el trabajo y la producción.
Esta experiencia configuró una estructura social-comunitaria de educación y se constituyó en un paradigma educativo de liberación que trascendió las fronteras internacionales, aplicándose en países como México, Perú, Ecuador y otros.
Desde el punto de vista pedagógico, Warisata promovió los fundamentos de una escuela única basada en una enseñanza con enfoque técnico y productivo.
 
 
Los principios fundamentales de la experiencia de Warisata fueron:
·         Reconstituir los valores comunitarios del ayllu promoviendo una escuela productiva basada en la cosmovisión de los indígenas.
·         Formación y producción artesanal.
·         La escuela del trabajo productivo, social y creador de riqueza para beneficio de la comunidad.
·         Fortalecer la identidad cultural de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, despertando su conciencia crítica y activa.
·         Adecuar el calendario escolar a las actividades agrícolas y pecuarias.
·         Practicar la ayuda mutua y cooperativa, consolidando la participación comunitaria en la dirección de la escuela a través del parlamento Amawta.
·         Garantizar el crecimiento integral de la comunidad.
·         Promover la vinculación de la escuela con la comunidad para fortalecer el aprender produciendo.
·         Alimentación e higiene como base del desarrollo mental.